

Hola, Son muchos los amigos y clientes que me preguntan sobre el origen de la tradición de regalar una sortija de compromiso con diamante a su futura esposa. Muchos lo regalan por inercia, otros porque saben que tiene un simbolismo y otros simplemente porque se lo piden enérgicamente. Soy un gran defensor de esta tradición que continúa al lo largo de los siglos. Ésta es la prueba palpable de que por mucho que la sociedad avance, la tecnología vaya a pasos agigantados, y viviamos en una sociedad en contínua transformación,…sigue existiendo la sensibilidad a la tradición y el simbolismo de un momento tan especial en la vida de cualquier persona enamorada, hacia la persona prometida. Todo esto parace muy clásico, incluso un poco rancio, pero os aseguro que hoy día sigue existiendo en una gran mayoría de parejas que van a contraer matrimonio, y no hay un perfil concreto para esta elección, que os puedo asegurar realizan todo tipo de personas, muy diferentes entre si, pero con un objetivo claro y común, simbolizar el momento y la unión. Paran sus vividas durante unos días, piensan, algunos diseñan, observan más que nunca, incluso preguntan a sus amistades, y al final seleccionan. Para mí todos los anillos de compromiso tienen la misma fuerza en su simbolismo con independencia de su valor económico. Cada cual regala conforme a sus posibilidades y su momento. No lo dudes, no se puede comprender el presente, sin conocer el pasado. El precursor de la actual sortija de compromiso fue un sencillo aro de hierro. La antigua tradición romana consistía en entregar un anillo, un símbolo del ciclo de la vida y de la eternidad que constituía una pública promesa de que el contrato matrimonial entre un hombre y una mujer sería respetado. En la época de Plinio (23-79 DC) el anillo se fabricaba de hierro. El oro fue introducido algún tiempo después, en el siglo II DC. Los cristianos adoptaron la costumbre y, de esta forma, el anillo se convirtió en parte integrante de la ceremonia matrimonial.


